A MODO DE
PRÓLOGO
No tiene nada de extraño ni sorprendente, a nuestro entender, que
personas nacidas en Pozo Cañada, como es nuestro caso, dediquen una parte sencillamente de
sus vidas a pensar sobre la historia de las gentes de su pueblo. Parece fácilmente
explicable, el deseo de aunar lo que anda esparcido, y más cuándo consideramos (quizá
erroneamente) que, existen motivos suficientes, elementos de convergencia y trama que, de
divergencia o desate. Somos plenamente conscientes de la modestia de nuestro trabajo,
pensar en un análisis histórico de Pozo Cañada, aparte de un desafío personal, exige
muchas más aptitudes, capacidades y conocimientos de los que poseemos. La ocupación y
también la preocupación que aquí quedan reflejadas, se justifican en una cualidad que
sí creemos poseer, la sinceridad.
Seguramente es este reto intelectual, el que nos ha llevado en definitiva
ahora,superando comprensibles dudas, que sin duda teníamos, a hacerles participantes de
cuanto hemos venido escribiendo. No crean ustedes que nos acogemos, ya desde un principio,
a esta reflexión para curarnos en salud, es lisa y llanamente una idea que desde hace
tiempo venía rondandonos por la cabeza y que esperamos llevar a buen puerto.
Hemos pretendido seguir un hilo conductor, con un breve comentario de la Memoria
sobre la epidemia colérica que sufrió nuestro pueblo en 1890,
para pasar después a lo que hemos titulado el ciclo vital y luego
centrarnos en los oficios de nuestros mayores genuínamente
agrícolas, continuando con otros asuntos que entendemos son de interés de todos, como un
sucinto resumen acerca de los inicios de nuestra banda de música, los
festejos de "moros y cristianos", que se celebraban con
gran derroche de imaginación hace ya algunos años, además de un relato resumido sobre
los "socios" de Pozo Cañada, así como unas pequeñas
pinceladas sobre nuestro "rosario de la aurora" y para
concluir, lo hacemos con una mirada rápida por los rincones más emblemáticos de nuestro municipio.
No es necesario extenderse más, si acaso sólo añadir que unicamente hemos
pretendido dejar constancia de las vivencias personales de las gentes de un pueblo
que, nos
guste más o nos guste menos, es el nuestro.