"Toda gran fiesta supone una ruptura de la normalidad y una versión de los principios habituale

s. Pero de todos los efectos que la fiesta provoca, el que causa la combinación de luz y música es el más duradero, a la vez físico, sútil, intenso y efímero. En el siglo XIV el Arcipreste de Hita describe así los instrumentos musicales: "Allí sale gritando la guitarra morisca, en las voces aguda, y puntuando arisca/; corpulento laúd que acompaña a la trisca,/la guitarra latina que con ellos se aprisca. /El rabel gritador, con la su alta nota...".(1) Me ha parecido sugerente, comenzar de esta manera, para dibujar con unas breves pinceladas y de la mejor manera posible, cuales son las lineas maestras de esa costumbre tan enraizada en nuestro pueblo: el Rosario de la Aurora.

Los instrumentos de cuerda ocupan aquí-sin duda alguna-un papel primordial,hombres y mujeres,juglares de nuestro tiempo,saben tañerlos y acompañarlos con la voz. No les oculto a ustedes que, desde un primer un momento, al tiempo que iba recogiendo material para tratar con un mínimo de solvencia el tema propuesto, he experimentado una curiosa sensación de interés y de preocupación al tiempo, entremezclados y parejos. De interés, porque ello me va a permitir dejar bien sentado que el Rosario de la Aurora "no es un asunto de hoy" sino que viene de "un ayer" muy arraigado en nuestro pueblo y eso me llena de satisfacción personal. De preocupación, porque no sé sí tras éstos "trovadores de nuestro tiempo", hay cantera suficiente, para evitar que la leyenda de nuestro Rosario se pierda en la oscuridad de la noche de los tiempos, de momento, parece que existe "filón" y no tengo dudas de que ha cundido el ejemplo de nuestros mayores.

Durante el mes de octubre de cada año, en la madrugada del sábado al domingo, los "auroros" tañen sus instrumentos de cuerda y se sirven de otros instrumentos como el triángulo o el acordeón y cantan, de puerta en puerta, por todas las casas del pueblo, los versos del Rosario. La llamada de los"auroros", con su dulce canto, viene antes del amanecer a turbar nuestro tranquilo sueño,anunciándonos la festividad religiosa del día. Me ha parecido interesante, recoger en este trabajo, los cánticos que con tanto celo y apego han tenido a bien, guardar, algunos de estos juglares, yo me he limitado simplemente, a dejar constancia de ello, resulta fácil adivinar,  que el mérito es exclusivamente de ellos.