El pasado sábabo, 7 de Mayo, se ha celebrado la quinta edición -en esta nueva época- de la Romería al Mecal. Ha sido ésta una edición especial. Creo que hablo en nombre de todos los que allí estuvimos cuando digo que no ha sido un sábado que nos ha dejado indiferentes. Nos dejó un sabor de boca agridulce. Dos sentimientos opuestos se manifestaron con fuerza. En primer lugar, una profunda tristeza, una gran decepción. Por otra parte, una gran alegría, un inmenso placer.

Fue decepcionante constatar los pocos vecinos de Paterna que se sumaron a la Romería. Es mucho el esfuerzo que está haciendo esta Asociación, para que no se vea siquiera acompañado en sus actividades. Principalmente en ésta. Recuperar una tradición, una romería, es hacer un homenaje a los padres de los habitantes de Paterna. Además, queremos centrar nuestros esfuerzos en construir de nuevo la ermita donde la hubo por siglos, en hacer del Mencal un lugar de recreo del que puedan disfrutar todos.

Con actuaciones así, nos planteamos si merece la pena seguir. Si merece la pena empeñarnos tanto en darle vida a Paterna. Eso si, nuestras más sentidas gracias a los vecinos que nos acompañaron.

Ahora bien, los pocos que allí estuvimos disfrutamos a lo grande. El día era espléndido. La Virgen del Mencal estaba con nosotros. Especialmente sentida fue la Celebración de la Palabra. Así, sin intermediarios. Con todos los sentidos puestos en lo que se leía y en lo que se escuchaba. De verdad. Todo. También la alegría de compartir la comida y la bebida. Gracias.

Así fue. Así lo sabe quien allí estuvo.