De la Muerte de Dios a la apoteosis de la Vida.
Enrique González de la Aleja Barberán
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Enrique González de la Aleja Barberán

Nació en Albacete el 18 de agosto de 1967. Cursó estudios de doctorado entre 1989 y 1991 en la recién reunificada República Federal Alemana (Trier y Jena). Se doctoró en Filosofía en la Universidad de Murcia en 1997, con una tesis sobre Nietzsche y la literatura alemana. De aquella investigación han surgido sus dos primeras obras: La recepción de Nietzsche en la literatura alemana (Diputación de Albacete, 2000) y este mismo ensayo. Entre 1998 y 2000 ha sido alumno de la Scuola Internazionale di Alti Studi Scienze della Cultura en Módena (Italia) donde ha continuado investigando sobre la literatura alemana de vanguardia. Actualmente colabora con varias revistas de arte y cultura, habiendo ampliado sus análisis a otros espacios artísticos. El interés fundamental que ha movido al autor ha sido responder a la pregunta: ¿Qué sucedió en aquellos primeros años del siglo XX cuando se constató la inexorable muerte de Dios?
 

150 Pag. (680 Kb)
De la muerte de Dios a la apoteosis de la Vida. La literatura alemana después de Nietzsche. Es un ejercicio interpretativo que quiere iluminar la misteriosa relación entre filosofía y literatura partiendo de la tesis de que la influencia de Nietzsche sobre aquella generación de escritores revolucionó las categorías del arte. Hugo Ball dijo, en la segunda década del siglo XX, que hay tres cosas que dan un nuevo rostro al arte de la época: la disolución del átomo en la ciencia, la visión de la masa de población en la Europa actual y antes que éstas, "la completa desdiosización del mundo en la filosofía crítica". Este último fenómeno es al que se dedica gran parte de este estudio, aunque es realmente difícil pensar que los tres no vayan unidos por un nexo esencial. El autor pretende sobre todo crear una visión de conjunto de lo que pasa entre aquellos que tenían en sus manos el sistema de representación literaria de la época. Y no está de más recordar que entre ellos vivía un fantasma que todo lo cambiaba; era la sombra del pensamiento de Friedrich Nietzsche: Diagnosticador y psicólogo de la decadencia, pero también defensor radical de la vida.