Mayos de la Virgen de las Aguas, Patrona de Viveros

 

Estamos a treinta

del abril cumplido,

mañana entra mayo,

mayo bienvenido.

 

Bienvenido seas

como deseamos,

regando cañadas,

montes y sembrados.

 

A cantarle el mayo

Señora venimos

y para cantarlo

licencia pedimos.

 

Cuando la Señora

no responde nada,

señal que tenemos

la licencia dada.

 

Para dibujarte

yo no hallo modelo

y empiezo a pintarte

por tu hermoso pelo.

 

Tu pelo madeja

de seda de oriente,

tus rizos adornan

tu cara y tu frente

 

Tu frente espaciosa,

campo de oro fino,

donde están nevando

copos cristalinos

 

Tus cejas, Señora,

son tan arqueadas,

que adornan tus ojos

y el cielo es tu cara.

Tus pestañas, Dama,

son dos picaportes,

que cuando los cierras,

oigo yo lo golpes.

 

Tus ojos Señora,

dos luceros del alba,

que cuando los abres

la noche se aclara.

 

Tus orejas, Dama,

dos conchas de nácar,

que por ellas cuelgan

dos chorros de plata.

 

Tu nariz, Señora,

es filo de espada,

que a los corazones

sin sentir los pasa.

 

Tus mejillas, Dama,

parecen dos rosas,

de las del rosal

de esas de cien hojas.

 

Tus dientes menudos,

tu lengua parlera,

tus labios dos rosas,

de la primavera.

 

El hoyo que tienes,

en esa barbilla,

ha de ser sepulcro,

para el alma mía.

 

Tus brazos, Señora,

son brazos de mar

por los que tu amante,

puede navegar.

Tus manos. Señora,

tan maravillosas,

todo lo que tocas

se convierte en rosas.

Tus dedos, Señora,

cargados de anillos,

 son para tu amante

cadenas y grillos.

 

Tu pecho, Señora,

con tantas labores,

donde tengo puestos

todos los amores.

 

Tu cintura, Dama,

Tan fina y delgada

que parece junco           

criado en la playa.

 

Desde la cintura     

me bajo a los pies,         

que lo que no he visto

dibujar no sé.

 

Y tus pies, Señora,         

tan repequeñitos,          

que das siete pasos         

en un ladrillito.

 

Ya están dibujadas

todas las facciones,   

ahora falta mayo

para que te adorne.

 

 

     
     

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