El topónimo de Ayna deriva del vocablo árabe
‘ayn’, que significa fuente, aunque habría que citarlo en plural, pues son
más de doce las que tiene el pueblo, lo que hacen de él un auténtico manantial
natural. Durante la dominación musulmana, Ayna debió ser una pequeña alquería
integrada en la cora de Jaén, cuyos habitantes aprovecharon
las aguas del río y de estas abundantes fuentes para establecer pequeños
cultivos. Se agrupaban todos ellos en torno al castillo de la Yedra, del que tan
sólo quedan los restos de algún muro casi derruido en el lugar llamado la
Cueva de los Moros, dos grandes peñascos que han creado un paso natural, y algún
muro cercano. En este lugar se cree que existía un túnel que comunicaba el
castillo con el río, pero por más que se ha intentado buscarlo, ha sido sin éxito
alguno.